SAN FRANCISCO.
LA ÚLTIMA HAMBUR-GUESA.

En San Francisco las cuestas son largas y empinadas, pero las vistas siempre merecen la pena. Las casas son de colores y salen en series de los 80. La gente se sienta en el césped y tararea la canción, mientras perros y humanos hacen amigos al atardecer.

También hay una calle que hace “eses” donde vive gente de verdad, no solo turistas. Un puerto que son muchos, leones marinos con bastante mala leche y la mejor comida china en el barrio más chino.

El tranvía se mueve bajo el suelo, las playas tienen vistas a «el puente” y la olas te atrapan sin avisar.

En Frisco el Wifi no está de moda pero está de moda todo lo que está de moda. Allí Kerouac y compañía se lo bebieron todo para cambiar el mundo, pero en el barrio todo sigue más o menos igual.

San Francisco es un buen sitio para la última hamburguesa. Un buen punto de partida y también para decir adiós.